jueves, 1 de marzo de 2012

LA ESCOPETA NACIONAL

No sé por qué, o sí, al leer lo que se está filtrando de la investigación, se me ha venido a la cabeza “la escopeta nacional”, de Berlanga. Sin la coartada de las escopetas, como corresponde a los tiempos que vivimos, los personajes de aquella película me recuerdan mucho a los de este caso que, en general, son más altos y guapos que los originales, pero igualmente aprovechados. Los ingredientes del argumento de Azcona y los de este caso son los mismos, con la diferencia de que
el primero destilaba humor poético, corrosivo también, mientras el segundo es mucho más prosaico, pues toda la trama gira en torno al dinero.
La película de Berlanga era una crítica mordaz al franquismo, asentado sobre la corrupción en todos los órdenes. Lo más triste es que, pasados muchos años desde la muerte real de Franco, y la teórica de su régimen, en determinados ámbitos se siga actuando del mismo modo que entonces. De tal manera, que se podría pensar que Azcona y Berlanga montaron la trama de su película basándose en esta otra, cambiando el título nobiliario del protagonista que, en la primera era un conde, viejo y rijoso, cuyo paraíso era coleccionar vello púbico de mujer, mientras en la segunda lo es un duque alto y serio, también coleccionista de paraísos, fiscales en este caso. Todo lo demás es muy parecido. Incluidas las situaciones y los personajes, principales y secundarios.
Por tanto, creo que no hemos cambiado mucho estos últimos años ni, lo que me parece más grave, aprendido del pasado. Lejos de eso, estamos viendo cómo en algunos casos nos cuentan las andanzas del duque-deportista como si de una mala comedia de enredo se tratara, cuando estamos hablando de corrupción; presunta hasta que la justicia decida. Sin ánimo de prejuzgar nada, me parece que el final de este culebrón debería coincidir con el titulo de otra película de Berlanga: “Todos a la cárcel”. Sería muy ejemplarizante.
Lo digo porque en el caso Urdangarín se dan todos los ingredientes del funcionamiento de la corrupción en España: Un personaje influyente que obtiene pingües beneficios gracias al favor que, por ser quien es, le hacen unos responsables político-institucionales que no defienden como deberían los recursos públicos. Es decir, de todos. Sin tener muy claro qué contrapartida obtenían los políticos con el favor al duque, excepto que les debiera un favor, me parece que, como dice un refrán que no voy reproducir en su literalidad, tan corrupto es el que da como el que toma.
Y si es reocupante lo que estamos conociendo, mucho más lo es que los ciudadanos de a ié, que no tenemos posibilidades de hacer unos negocios tan lucrativos, nos ayamos acostumbrado a aceptar como normales unos manejos que no lo deberían er. Tan acostumbrados que hacemos chistes sobre un asunto tan serio e, ncluso, muchos siguen votando a algunos personajes que han demostrado no ser iables. Como si el dinero utilizado para esos oscuros negocios no fuera nuestro, de todos nosotros. Supongo que algún día aprenderemos. O puede que no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario