martes, 27 de diciembre de 2011

QUIERO SER ARGENTINO

A la "gloriosa" y acertada transición española le han vuelto a dar una lección sobre lo que significa democracia o, dicho de otro modo, sobre cómo construirla sin dejar lugar a la impunidad. Lo digo porque, mientras aquí en España se inhabilita y juzga a Garzón por atreverse a investigar los horrores del franquismo, una jueza argentina ha pedido datos sobre los autores de una represión que duró décadas para intentar juzgarlos, como ya han hecho en aquel país.
También en esto España es diferente. Los partidos más importantes en número de votos han hecho del "borrón y cuenta nueva" su seña de identidad respecto a aquellos años oscuros, sino que, en muchos casos, se sigue honrando a reconocidos asesinos, dándoles su nombre a las calles de muchos de nuestros municipios. Y no es extraño que algo tan chocante lo aceptemos como normal cuando un partido creado por un dirigente del régimen franquista haya consegudo el favor de la mayoría de los ciudadanos, que los ha llevado hasta el gobierno. Por si eso fuera poco, seguimos teniendo un rey impuesto por ese mismo régimen de terror.
Se dirá que juzgar ahora a los responsables de tanta muerte y sufrimiento no tiene sentido. Y si lo tiene pues muchas familias siguen sin saber dónde están enterrados sus seres queridos, asesinados en muchos casos solo por tener una ideas diferentes a la que impusieron los vencedores de una guerra cruel, seguida de una no menor represión posterior. El golpe y el posterior sufrimiento permanecen impunes. Después de tanto tiempo, estaría bien que quienes cometieron semejantes atropellos fueran juzgados y condenados. Aunque por su edad muchos no fueran a la cárcel, sería un detalle democrático que quedaran para la historia como lo que son, unos asesinos. Y no hablo de venganza, sino de justicia.
Lo injusto es lo que ha pasado hasta ahora. Una injusticia de la que la mayoría del pueblo español es cómplice. Por su silencio y por aceptar sin más que las cosas son así. En vista de lo que se nos viene encima, me estoy pensando hacerme argentino.

domingo, 25 de diciembre de 2011

LAS BABAS DEL NUEVO GOBIERNO

En sus primeros días de mandato, que pronto nos venderán como el mejor de la historia, a los miembros del nuevo gobierno se les ve babear, no sé si de satisfacción por haber llegado donde están o por imitar a su jefe. En cualquier caso, habría que preguntarles de qué se rien, porque las cosas no están para alegrías, al menos para quienes no formamos parte de ese "equipo del triunfo" que, con sus babas de ahora, están lubricando las barbas que piensan rapar: Las de todos nosotros. Al menos a mì, las sonrisas que nos dedican me recuerdan a las de esas hienas que estos días nos enseñan por la tele.
Los incautos, que hay muchos en este país, deben preguntarse cómo se puede cambiar tanto en tan poco tiempo. Porque sí, quienes hasta no hace tanto tiempo se desgañitaban criticando con fiereza la acción del gobierno anterior, alaban la gestión de sus ministros nada más sustituirlos; una mentira más, a pesar de sus juramentos sobre la biblia, otra incoherencia con la constitución que dicen defender. No menos sorprendente resulta que hace unas semanas dudaran del futuro de España ahora nos digan que ese futuro existe. Nada anormal, sin embargo, teniendo en cuenta que, para la derecha española, la patria son ellos y solo ellos o, dicho de otro modo, que esa patria tiene sentido si son ellos quienes rigen sus destinos. Es algo así como el viejo dicho de "serás mía o de nadie" o, como dijo su "padre político", "mejor rota que roja", y no estoy pensando en el anterior gobierno cuando digo roja.
Igualmente sorprendente resulta que despues de ocho años echando pestes sobre el gobierno, sin aportar ni una sola iniciativa para salir de la crisis, ahora les pidan a los otros partidos, y a todos los ciudadanos, un apoyo incondicional. Por patriotismo, nos dicen, lo cual quiere decir que ellos mismos han tenido aparcado ese patriotismo durante estos últimos tiempos, más interesados en hacer caer al gobierno que en el bienestar de los españoles. Y encima, sin ofrecernos ninguna razón por la que debamos apoyarles. Cuando lo hagan nos daremos cuenta de que solo nos pedirán sacrificios: sin contar con nosotros.
Porque, la verdad, no creo que el personal que ha nombrado Mariano "el silencioso" nos vaya a sacar del atolladero, por más que le haya cambiado el nombre a algunos ministerios, como si con eso se vayan a arreglar los problemas. Maestros como son en el arte del engaño, seguro que muchos acabarán convenciéndose de que tienen razón, como les han convencido de que ellos son la solución. La pregunta es: ¿Como va a arreglar la economía el ministro del ramo cuando trabajó para el banco que nos trajo la crisis?. Yo no lo creo.

jueves, 1 de diciembre de 2011

¿QUO VADIS, PSOE?

Así, de pronto, se me ocurrre que el PSOE va a la deriva; sin líder y, en la percepción de los ciudadanos, sin proyecto. Y esto es lo más grave, porque con mucho tiempo por delante para "parir" y consolidar al primero, un proyecto serio y creíble no se puede, ni se debe, improvisar. En los tiempos que corren, en los que la imagen lo es todo, el PSOE ha perdido la batalla respecto al PP que, con cuatro ideas base ha sabido llevar a los ciudadanos la certeza de que Zapatero es el responsable primero y últmo de la crisis. Nadie ha escuchado una propuesta concreta del silencioso líder popular, pero mucha gente se ha creído que era la solución. Debe ser que por aquí no se lleva leer o escuchar con detenimiento los razonamientos, pero se hace caso de un slogan repetido muchas veces. Por eso, algunos se han debido aprender el manual de estilo de Goebbels, hasta el punto de hacerse maestros en la materia.
Volviendo al PSOE, con un presente más que delicado, les ha llegado el momento de aprender de los errores y dar un paso al frente. Y alumbrar un proyecto que pueda ilusionar a quienes en ocasiones anteriores fueron sus votantes y ahora les han abandonado. Lo que ya no les sirve es el modelo impulsado por Zapatero, con un líder secuestrado por los pelotas que puso a su alrededor, pocos de los cuales tienen nivel para, en un país serio, llegar siquiera a director general de un ministerio; mucho menos para ser ministros.
Y si eso ha pasado a nivel institucional, en el plano político no han actuado mejor. Algunos de los actuales máximos dirigentes del partido no debían haber pasado de secretarios de sus comités locales o, si me apuran, ser los encargados de abrir y cerrar las sedes. A cambio, han llegado a las máximas responsabilidades, poniendo de manifiesto sus carencias. Eso sí, maniobreros sí que han sido. De hecho, cuando su líder anunció que no seguiría, se aprestaron a elaborar unas listas electorales encabezadas por ellos. Para seguir en sus puestos intentan convencernos, a sus militantes y la población general, de que el nuevo líder debe ser parlamentario. Es decir, ellos.
Por supuesto, la culpa no es solo de ellos, sino de quienes les han apoyado, activa o pasivamente, por el solo hecho de que ganaban las elecciones. Ahora se extrañan del calado de quienes hasta ahora les han dirigido, sin darse cuenta de que, por un lado, cuando las cosas se han puesto difíciles, han dado bandazos en una y otra dirección y, por otro, no han estado a la altura para explicar a los ciudadanos lo que pasaba. Incluso, lo que habían hecho cuando las cosas iban mejor. Y encima no han dado la cara ante el desastre.
Llegan tiempos nuevos y quienes se llaman socialistas deben dar un paso al frente, elaborando un proyecto político de izquierdas y creible, con soluciones distintas a las que, sin duda, va a aplicar la derecha. Una derecha que no esconde su idelogía a la hora de tomar decisiones (por más que no quieran llamarse así), en tanto ellos, los socialistas, parecen avergonzarse de tomar o proponer las que les correspondería.
De todos modos, me temo que no tomarán el toro por los cuernos, enrocados en una lucha de poder interno