miércoles, 11 de abril de 2012

ACABAR CON TODO

El gobierno parece dispuesto a acabar con todo lo que huela a público, sobre todo, con todo aquello que favorezca a los que menos tienen. Muchos pensarán que lo hace presionado por los poderes económicos pero, si echamos mano de la memoria, nos daremos cuenta de que lo hacen encantados de la vida, pues algunos de sus dirigentes vienen reclamando desde hace tiempo algunas de las medidas que ya han puesto en marcha o que nos anuncian como inevitables: entiéndase sanidad y educación.

A partir de ahora, cada vez que el gobierno nos diga que no va a recortar tal o cual servicio deberíamos echarnos a temblar pues, por la experiencia, eso querrá decir que van a hacer lo que dicen que no piensan hacer. Muchos que han votado al PP, ocultándolo, nos dicen ahora que los han engañado, por más que esa es una justificación bastante tonta pues, quienes no supiera lo que iban a hacernos, deben creer en los reyes magos. El PP es la derecha más derecha y, como siempre que han gobernado España, sus medidas han favorecido a los que más tenían o, directamente, han hecho ricos a los suyos.

En lo que se refiere a sanidad y educación, todavía no nos han dicho exactamente qué van a recortar, aunque tampoco hace mucha falta si tenemos en cuenta lo que ya se está haciendo en comunidades autónomas gobernadas por el PP, Madrid por ejemplo, donde muchos hospitales tienen gestión privada, en muchos casos por parte de empresas constructoras. Dilapidados los pingües beneficios obtenidos en la época dorada del ladrillazo, ciertos empresarios quieren seguir llenando sus bolsillos a costa de un servicio tan esencial como la sanidad. O la enseñanza donde, sobre todo en educación infantil, algunas grandes constructoras llevan la gestión de estos centros. En las otras enseñanzas, aquí en Madrid, las escuelas privadas se llevan la parte del león del presupuesto educativo.

Lo preocupante es que el gobierno va a seguir con lo que ellos llaman reformas que, en realidad, es una vuelta a un pasado bastante lejano. Y como tienen la mayoría absoluta que los votantes les han dado, se sienten legitimados para continuar una senda que nos devolverá a la época más oscura del franquismo, por la vía de los votos como, por lo demás, hicieron otros en el pasado. Y puesto que la cosa irá a más, ahora nos quieren reformar el código penal para que cuanquier manifestación contra sus desmanes se pueda castigar como si de un acto terrorista se tratara.

Por supuesto, no les deberíamos dejar hacer lo que quieren. 


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