jueves, 1 de diciembre de 2011

¿QUO VADIS, PSOE?

Así, de pronto, se me ocurrre que el PSOE va a la deriva; sin líder y, en la percepción de los ciudadanos, sin proyecto. Y esto es lo más grave, porque con mucho tiempo por delante para "parir" y consolidar al primero, un proyecto serio y creíble no se puede, ni se debe, improvisar. En los tiempos que corren, en los que la imagen lo es todo, el PSOE ha perdido la batalla respecto al PP que, con cuatro ideas base ha sabido llevar a los ciudadanos la certeza de que Zapatero es el responsable primero y últmo de la crisis. Nadie ha escuchado una propuesta concreta del silencioso líder popular, pero mucha gente se ha creído que era la solución. Debe ser que por aquí no se lleva leer o escuchar con detenimiento los razonamientos, pero se hace caso de un slogan repetido muchas veces. Por eso, algunos se han debido aprender el manual de estilo de Goebbels, hasta el punto de hacerse maestros en la materia.
Volviendo al PSOE, con un presente más que delicado, les ha llegado el momento de aprender de los errores y dar un paso al frente. Y alumbrar un proyecto que pueda ilusionar a quienes en ocasiones anteriores fueron sus votantes y ahora les han abandonado. Lo que ya no les sirve es el modelo impulsado por Zapatero, con un líder secuestrado por los pelotas que puso a su alrededor, pocos de los cuales tienen nivel para, en un país serio, llegar siquiera a director general de un ministerio; mucho menos para ser ministros.
Y si eso ha pasado a nivel institucional, en el plano político no han actuado mejor. Algunos de los actuales máximos dirigentes del partido no debían haber pasado de secretarios de sus comités locales o, si me apuran, ser los encargados de abrir y cerrar las sedes. A cambio, han llegado a las máximas responsabilidades, poniendo de manifiesto sus carencias. Eso sí, maniobreros sí que han sido. De hecho, cuando su líder anunció que no seguiría, se aprestaron a elaborar unas listas electorales encabezadas por ellos. Para seguir en sus puestos intentan convencernos, a sus militantes y la población general, de que el nuevo líder debe ser parlamentario. Es decir, ellos.
Por supuesto, la culpa no es solo de ellos, sino de quienes les han apoyado, activa o pasivamente, por el solo hecho de que ganaban las elecciones. Ahora se extrañan del calado de quienes hasta ahora les han dirigido, sin darse cuenta de que, por un lado, cuando las cosas se han puesto difíciles, han dado bandazos en una y otra dirección y, por otro, no han estado a la altura para explicar a los ciudadanos lo que pasaba. Incluso, lo que habían hecho cuando las cosas iban mejor. Y encima no han dado la cara ante el desastre.
Llegan tiempos nuevos y quienes se llaman socialistas deben dar un paso al frente, elaborando un proyecto político de izquierdas y creible, con soluciones distintas a las que, sin duda, va a aplicar la derecha. Una derecha que no esconde su idelogía a la hora de tomar decisiones (por más que no quieran llamarse así), en tanto ellos, los socialistas, parecen avergonzarse de tomar o proponer las que les correspondería.
De todos modos, me temo que no tomarán el toro por los cuernos, enrocados en una lucha de poder interno

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