jueves, 10 de noviembre de 2011

LOS BARROS Y LOS LODOS

En paralelo a la campaña, anodina como pocas, la actualidad del día a día nos ofrece algunos retazos de lo que ha sido nuestra vida política estos últimos años; tanto a escala mundial como doméstica española. En todos los casos con el mismo sello: Unas administraciones y organismos con una gestión marcada por la dejación de sus funciones. En todos los casos, políticos profesionales, que se han dejado embaucar por los poderes económicos, cuando no han sido cómplices de éllos. Y no siempre gratis, dicho sea de paso. En un momento dado, el entonces emperador, Buch, y sus mariachis, decidieron que como la vida son tres días, había que aprovecharse y llenar los bolsillos de esos seres oscuros a los que servían con sus políticas. La dura consecuencia es la actual crisis económica que nos axfisia a todos. Menos a éllos.
Cada día nos hablan de la crisis griega, y nos anuncian que Italia puede ir detrás, con España a la cola para seguir los mismos pasos. Para salir de la situación, a esos tres países, y al resto, los causantes de la catástrofe les proponen sacrificios sin medida pero a ninguno de los poderes mundiales se les ha ocurrido todavía pedir explicaciones a quienes no quisieron ver lo que se nos venía encima como consecuencia de las políticas que se estaban aplicando. Mucho menos, hacerles pagar sus desmanes. Y encima, los cómplices del desastre se nos presentan ahora como los salvadores, con las mismas recetas que aplicaron en su momento.
Y eso en el plano global. En el más cercano cada día conocemos el aprovechamiento que algunos hicieron de su posición y, lo más grave, la falta de control que hubo durante los tiempos de bonanza. Una bonanza que, por cierto, solo aprovecharon quienes tenían contacto con el poder, fuera local, regional o nacional. Los manejos están saliendo a la palestra, pero los culpables ni se arrepienten ni devuelven el dinero que robaron. En el mundo, y en España, los especuladores de altura y los aprovechados locales llenaron sus zurrones sin miramientos.
Lo que nos falta por oír, y no me extrañaría que nos lo dijeran, es que alguien se saque de la manga que a algunos se les persigue por sus lazos familiares, cuando está muy claro que realmente se aprovecharon de esos lazos. Apoyados por indeseables con cargos de elección popular. En muchos casos, compañeros de los que ahora se presentan como salvapatrias.

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